viernes, 29 de junio de 2012

Hablemos sobre acciones

Una apreciada lectora (jpinofoto) hace el siguiente comentario con respecto a las publicaciones recientes sobre las acciones que suben y las que bajan: - "¡Muy interesante!, pero… ¿podría explicar mejor el concepto de administrar acciones?"
Pecando de simplista, trataré de explicar el concepto comenzando por lo más básico. Espero que los lectores que ya tengan un conocimiento más avanzado sobre el tema, sepan disculparme.

¿Qué son las acciones?


Las acciones son las unidades de participación que tienen las personas que desean asociarse para montar un negocio o una empresa.
Así, por ejemplo, si dos amigos, digamos, Pedro y María se unen para montar un negocio, deberán hacer un documento de iniciación en el cual determinarán a cuántas acciones corresponde la inversión que están realizando. Pueden, por ejemplo, empezar con un capital de $10.000 y definir que cada acción vale $1. De esta manera, la empresa se inicia con 10.000 acciones. Supongamos que el negocio prospera, las ventas aumentan y las ganancias fluyen por borbotones. Cinco años más tarde, el balance muestra que el valor de la empresa ha aumentado a $1.000.000, con lo cual, el valor de cada acción sube proporcionalmente a $100.

Conversión de la empresa de privada a pública

Supongamos que el potencial de la empresa es tan promisorio que atrae inversionistas interesados en comprarla para sacarla a la bolsa de valores. En principio Pedro y María no están interesados en venderla, pero cuando los inversionistas (un banco de inversión especializado en asesorar empresas que quieran incursionar en la bolsa de valores) les muestran los detalles de la transacción, entonces deciden aceptar la propuesta. Los representantes del banco de inversión les dicen que, con base en el estudio de mercado que han realizado, han encontrado que, dada la cantidad de gente (fondos de pensiones, aseguradoras, personas naturales, etc.) que estaría interesada en participar en invertir dinero en la empresa, esta podría venderse por $3.000.000, es decir tres veces su valor real. Los dueños, con la asesoría del banco de inversión, realizan todos los trámites legales necesarios para colocarla en la bolsa de valores. Una vez colocada toda la transacción, el precio de cada acción queda establecido en $300.
¡Observen que el precio de la acción se triplicó, de la noche a la mañana!
Pero el nuevo precio tiene una vida muy corta. A partir de que la acción queda registrada en la bolsa, adquiere vida propia. Su nueva identidad queda representada por un símbolo (“C” para Citigroup, “K” para Coca-cola, AAPL apara Apple, etc.) y el precio empieza a fluctuar permanentemente, de acuerdo con la ley de oferta y demanda.
Concepto fundamental: El precio de las acciones en la bolsa de valores es un precio virtual, diferente del valor real de las acciones en libros. En el caso anterior, por ejemplo, las acciones en libros siguen manteniendo un precio de $100, pero en la bolsa su precio variará permanentemente; la mayoría del tiempo por encima del precio real, pero en tiempos de crisis bajarán muy por debajo de este.

¿Qué es lo que hace que el precio de las acciones suba o baje?

Las expectativas hacen que las acciones suban o bajen

“Las expectativas”.
Las expectativas mueven la oferta y la demanda. Si la mayoría de los inversionistas interesados en una determinada acción piensan que esta va a subir, entonces la compran con la esperanza de obtener una ganancia; si piensan que va a bajar, entonces la venden. Si el volumen de oferta es mayor que el de demanda, las acciones bajan… y viceversa. Es lo mismo que vender cualquier otro producto.

¿Cómo se generan las expectativas?

Por información (anuncios, noticias, rumores). A nivel general, los precios de todas las acciones son afectados por información referente a la economía global (ej: problemas económicos de Europa, declaraciones de reconocidos personajes, actuaciones de los bancos centrales, etc.) A nivel particular, los precios de sectores (petrolero, automotor, tecnológico, etc.) o de acciones individuales fluctúan por noticias positivas (aumento en las ventas y/o ganancias, aumento de distribución de dividendos, negocios exitosos, nuevos productos novedosos, etc.) o negativas (no alcanzan los volúmenes de ventas o ganancias esperadas, fracaso de alguno de sus productos en el mercado, reducción de dividendos, etc.). Y, ahora sí llegamos al punto de responder la pregunta inicial:

¡Cómo administrar las acciones! …

Pero eso lo veremos en un artículo posterior… por hoy, ¡ya me extendí demasiado!

martes, 26 de junio de 2012

El chiste de invertir en acciones


Respuesta a lector: Elmer Edmundo Ortiz Martínez


Me pregunta un apreciado lector vía nuestra página de Facebook que “dónde está el chiste” de invertir en acciones, si estas no producen intereses y pueden resultar negativas, como en el caso de los grandes bancos que mostraba en un artículo anterior.

Responderé su pregunta mostrando algunas acciones de corporaciones que en el mismo período han logrado extraordinarios rendimientos:



El chiste está en que las acciones (cuando se sabe elegirlas y administrarlas) generan rendimientos muy superiores a los productos de renta fija (CDTs, bonos y otros). El chiste se llama educación financiera. Los altos rendimientos del dinero están reservados para las personas que aprenden a invertir eficientemente… ¡lo cual es relativamente fácil de lograr! si se hace con empeño y disciplina.

sábado, 23 de junio de 2012

Si hubiese invertido $10.000 hace 5 años...


Wall Street: ¡Si usted hubiese invertido $10.000 en alguno de los grandes bancos hace cinco años…!

En la medida en que el mundo avanza hacia la próxima “gran-gran-gran” depresión (la primera gran depresión fue en 1873, la segunda en 1930, la próxima está en plena gestación) el riesgo aumenta en Wall Street. Para no olvidar lo que implica el riesgo, los invito a que analicen el siguiente cuadro.



Y por las señales que muestran las calificadores de riesgo, parece que los precios de las acciones de estos y otros grandes bancos, aún no han tocado fondo.

Why the credit downgrades will make banks riskier


http://finance.fortune.cnn.com/2012/06/22/moodys-downgrades-banks/?iid=HP_LN

viernes, 15 de junio de 2012

Es necesario prepararse para la crisis que se avecina


Por: Rigoberto Puentes

Hace un par de días estuve leyendo una entrevista que le hicieron al profesor Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía en 2001. En la misma, el eminente economista hace algunos interesantes comentarios sobre la economía global:

* Existe una gran preocupación de que los eventos en toda Europa aumentarán la pobreza,  no solo en el viejo continente, sino en todo el mundo.

* El desempleo en España está por encima del 23%. Los principales afectados son los jóvenes: la mitad de ellos, con capacidad para trabajar, se encuentra desocupada. España está pasando por un momento similar al que vivió  EE. UU. durante la gran depresión de la década de los treinta.

* ¿Por qué han llegado a esta situación?  Por aplicar políticas económicas erradas, particularmente políticas de austeridad fiscal. En su último libro asegura que no ha existido ninguna economía que haya resuelto sus problemas a través de medidas de austeridad.

* Muchos países tratan de propulsar sus economías a través de las exportaciones… pero no es fácil crear prosperidad a través de estas cuando tus socios comerciales están débiles.

* Lo que está ocurriendo en Europa afecta a todo el mundo. La globalización hace que seamos un sistema interconectado: una recesión económica en América afecta a Asia y viceversa… Esto aplica principalmente al sistema financiero… La situación no será fácil: tendremos que enfrentar mucha convulsión financiera.

* Estados Unidos también tendrá su cuota de sufrimiento, debido principalmente a que no ha logrado arreglar su propio sistema financiero.

* La falta de transparencia de las entidades financieras fue la principal causa de la crisis de 2008-2009. Ellas se hicieron las desentendidas ante la crisis que se anticipaba y siguieron prestando y prestando dinero a manos llenas.

Mis reflexiones sobre los comentarios del profesor Stiglitz:

La gran mayoría de las personas, incluyendo a muchos funcionarios económicos, aún están haciéndose la pregunta incorrecta:

-¿Será cierto que se avecina una nueva crisis económica?

Cuando las preguntas correctas deberían ser:

-¿Cuánto tiempo tardará en hacerse presente en nuestro medio la monumental crisis económica que ya está afectando a muchos países europeos?

-¿Cómo compensaremos la posible pérdida de mercados de exportación a la que posiblemente nos veremos expuestos?

-¿Qué podemos hacer para ayudar a la fuerza laboral que se verá afectada?

-¿Cómo deberemos enfrentar la crisis: con austeridad o con expansión del gasto…?

Es imprescindible hacer seguimiento a lo que está ocurriendo en Europa. Analizar las medidas que están tomando los diferentes países para paliar la crisis y, desde ya, empezar a ver cuáles serían las más convenientes para nuestra situación particular.

Espero que nuestros hábiles funcionarios económicos estén tomando previsiones… y que las mismas sean las más adecuadas.

Un mensaje para todo el mundo, pero particularmente para los padres, madres y demás personas que son cabezas de familia:

No podemos dejar solamente en manos del gobierno la responsabilidad del bienestar económico de nuestras familias. Es fundamental que cada quien se mentalice sobre lo que viene y tome sus propias previsiones.  Para ello los invito, como primer paso, a leer mi último libro PREPÁRESE… ¡QUE VIENE EL LOBO!  En él encontrarán algunos “tips” que les ayudarán a hacerlo. 

miércoles, 13 de junio de 2012

El ahorro: A veces un negocio sin sentido


Algunos métodos de ahorro

En varias de las capacitaciones que damos a empresas sobre educación financiera, principalmente en el módulo que habla sobre el ahorro, una de las cosas que recomendamos es que debe ahorrarse por lo menos el 10% del salario o del ingreso mensual, siendo la manera más fácil y eficiente de ahorrar haciendo el descuento por nómina directo, es decir que la plata no nos llegue a las manos porque -como todos sabemos- una vez la tenemos en el bolsillo y si no hay un control estricto al respecto, a la mayoría de la gente se le abre un hueco en el pantalón… y ese "ahorro", sin uno darse cuenta, se esfuma.

El ahorro... suena fácil... pero qué complicado es...


Por supuesto, cuando empieza a hacerse el ahorro por descuento, cada quien utiliza el método que mejor le convenga o que mejor le parezca; unos descuentan su ahorro directamente mediante el fondo de empleados, otros a una cuenta bancaria, a un fondo de ahorros, fondo de pensiones o cualquier otra opción que se les ocurra y les funcione. Por ejemplo, un participante utilizaba un método bastante particular para su ahorro: abrió una cuenta de ahorros tradicional sin libreta y destruyó la tarjeta de débito para no caer en la tentación de utilizar ese dinero... ¡Excelente…!

Y si bien hay bastantes métodos para generar ahorro, la mayoría de las personas se inclina hacia su fondo de empleados para realizar dicho descuento. Cosa que inicialmente me parece bastante bien, puesto que muchos de estos fondos (conozco unos que no) ofrecen unas tasas y rendimientos bastante atractivos. 

Ahora bien… ¿cuál es el problema con lo anterior?

Muchas de estas personas, que hacen su ahorro con el fondo de empleados y obtienen un interés de un 5% más o menos, posteriormente van a pedir préstamos de consumo al mismo, pagando un interés del 13% (los he visto hasta del 18%…); es decir cumplen con la premisa de ahorrar el 10% de su ingreso, pero luego van y lo piden prestado al fondo para cubrir huecos o saldar otras deudas.

O sea, están pagando intereses por un dinero que les pertenece…

¿Qué tal ese ahorro?…

Un ahorro sin sentido.

viernes, 8 de junio de 2012

¿Cómo ahorran los más pobres?

Por Rigoberto Puentes

Finanzas personales para todos

Piggy Bank luego de muchos intentos fallidos por ahorrar.


Una de las preguntas más difíciles que he tenido que encarar cuando he hablado sobre el ahorro, en diferentes foros y entrevistas, se refiere al  de las personas que cuentan con bajos ingresos.

-¿Cómo puede ahorrar una persona que gana el salario mínimo?

-me han preguntado los entrevistadores.

Mi respuesta siempre ha sido: Si una persona quiere acumular riqueza, no tiene sino dos opciones: o “gastar menos” o “ganar más”. ¡No hay soluciones milagrosas! Ahora bien, en la práctica esas alternativas se reducen a una: “reducir los gastos”, porque es la única que está bajo su control inmediato. La alternativa de “ganar más” requiere de tiempo y esfuerzo adicionales. Sin embargo, el gastar menos, si se hace inteligentemente, poco a poco ayuda a ganar más, a través del rendimiento de los ahorros bien invertidos.  
-¡Fácil en teoría, pero no tanto en la práctica! -me argumentan-.  ¿Cómo puede gastar menos una persona a la que el dinero no le alcanza ni para cubrir las necesidades del día a día?

¡Un argumento realmente difícil de rebatir!

Un artículo de Moisés Naim, uno de los más prestigiosos comentaristas sobre temas económicos en Iberoamérica, vino en mi ayuda. En el mismo, el autor comentaba la reciente publicación de un  libro sobre el tema de la pobreza en el mundo, que lleva por título Poor Economics, de los autores Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo, ambos profesores del MIT (Massachusetts Institute of Technology) y fundadores de la organización J-PAL, dedicada a buscar la reducción de la pobreza en el mundo a través de políticas basadas en evidencias científicas. El libro es el resultado de un estudio realizado por su organización entre las comunidades más pobres de 18 países de los cinco continentes. Según comentaba Moisés en su artículo, el libro tenía la respuesta que yo estaba buscando: ¿cómo pueden ahorrar los pobres? Por supuesto, pedí el libro inmediatamente en Amazon.com.

Los autores realizaron esta investigación sobre el sector que ellos llaman “los más pobres entre los pobres”, referido a personas que devengan menos de US$0.99 al día (Col$53.000 mensuales, aproximadamente).

Basados en sus investigaciones, los autores llegan a la conclusión de que la principal barrera para ahorrar  está más relacionada con el aspecto psicológico que con el área financiera. De acuerdo con su información, la principal causa de la falta de ahorro no está en lo poco que ganan sino en la falta de auto-control para dedicar una parte de sus ingresos al ahorro. Por supuesto, esto no es nada nuevo; todos sabemos que la autodisciplina es un factor determinante a la hora de tratar de ahorrar. Lo que sí es nuevo es que el mismo concepto aplique a aquellas personas que se suponía que no ahorraban simplemente porque no les alcanzaba el dinero.

Los más pobres, al igual que las demás personas -dicen los autores-, también piensan en el futuro y saben que, a menos que se ganen  la lotería para sentirse ricos de la noche a la mañana, no tienen otra alternativa más que el ahorro para acumular alguna riqueza para el futuro.

Las conclusiones, por supuesto, están basadas en casos investigados, como los que se mencionan a continuación:

* El caso del fertilizante: en una provincia rural de Kenia, la gran mayoría de los pequeños agricultores no usaba fertilizante debido a que no tenía dinero para comprarlo. Para solucionarles el problema, los investigadores les regalaron el fertilizante para la siguiente siembra.  El resultado de la cosecha, por supuesto, fue concluyente: el rendimiento aumentó en un 70%. Un resultado por demás evidente de los beneficios económicos del uso del fertilizante. Sin embargo, al continuar la investigación en la siguiente temporada, se dieron cuenta de que la mayoría de los agricultores que había obtenido tan significativo aumento en el rendimiento de la cosecha no estaba usando fertilizante. Al preguntarles el por qué, la respuesta fue que no tenían dinero para comprarlo. ¿Qué habían hecho con el dinero recibido en la cosecha anterior? ¡Lo habían gastado, sin dejar para el abono! Algunos habían intentado comprarlo, pero al no estar disponible en la tienda el día que ellos tenían el dinero, la plata se había usado para otros fines. Sin embargo, otros que sí habían tenido la suerte de encontrar el abono en el almacén cuando aún tenían el dinero, lo habían adquirido y lo habían guardado hasta la siguiente siembra. Los investigadores concluyeron que era una cuestión de oportunidad; era necesario tener el fertilizante disponible para cuando los parceleros tuvieran el dinero. Así que implementaron un programa de bonos que les vendían a los agricultores tan pronto recogían la cosecha y antes de que se gastaran en dinero en otras cosas. De esta forma los agricultores ahorraban en bonos para comprar el fertilizante y no tenían la tentación de gastarlo en otras “emergencias”. La mayoría compraba los bonos inmediatamente vendían la cosecha, temiendo que si tenían la plata en su poder por mucho tiempo ésta podría esfumarse.

* Un ahorro costoso: Cuentan también los autores el caso de una mujer en India que, conociendo su falta de disciplina para ahorrar, había obtenido un préstamo de 10.000 rupias (US$621) a una entidad de microcrédito pagando el 24% anual, con el compromiso de pagarlo en cuotas semanales. Inmediatamente recibió el préstamo colocó todo el dinero en una cuenta de ahorro que le generaba el 4% anual. Cuando se le preguntó por qué hacía ese negocio tan absurdo a los ojos de los investigadores, ella respondió que necesitaba reunir esa cantidad para la dote de su hija que se casaría dos años más tarde y era la única forma de tenerlos. Los investigadores entonces le preguntaron si no tenía más sentido aportar el dinero que iba a pagar semanalmente por el crédito, en una cuenta de ahorros. La respuesta de la señora fue que eso era imposible, porque siempre se presentaban emergencias que no le permitían aportar todas las semanas o que podían obligarla a retirar el dinero ahorrado.  Mientras conversaban con la señora se acercó otro grupo de mujeres, asombradas de la ignorancia de los investigadores: ¿acaso ellos no sabían que eso era una práctica normal entre la gente del lugar? La conclusión es que la imposición de pagar el crédito les servía para obviar las emergencias y pagar disciplinadamente las cuotas, mientras que el aporte para ahorrar, al no ser obligatorio, no les imponía esa disciplina.

* Un ladrillo a la vez: En muchos lugares, principalmente en Marruecos, la forma más común de ahorrar es la de construir la vivienda poco a poco. De esta manera las familias, en la medida en que disponen del dinero, compran materiales antes de tener la tentación de gastarlo en otras cosas. Un día pueden comprar unos ladrillos y cemento  y construyen un cuarto; otro día compran el techo, o una puerta, o una ventana, y así, poco a poco, muchas veces durante varios años, van ahorrando y construyendo la vivienda para la familia. Ésa es su forma de ahorrar. Por supuesto es un sistema de altísimo riesgo. Muchísimas viviendas se quedan sin terminar o son arrasadas por las lluvias. Pero, en esos sectores, la gente no tiene otra alternativa y algunos logran, al cabo del tiempo, tener una vivienda habitable.

* Los clubes de ahorro: Uno de los sistemas más creativos que han encontrado para ahorrar es la de los “clubes de ahorro”, los cuales se han desarrollado en India y en algunos países de África, como “Self-help groups” (Grupos de ayuda mutua o Asociaciones de rotación de ahorro y crédito). Los asociados se reúnen periódicamente y  aportan una suma a un pote común con el cual acumulan un monto suficiente para prestar, de forma rotativa,  a los miembros que lo requieran.

La conclusión de los autores es que el optimismo y la esperanza de una vida mejor son unos fuertes incentivos para ayudar a la gente, aun a los más pobres, a ahorrar; pero, por otra parte, requieren de sistemas que les ayuden a autocontrolarse para poder hacerlo.

¿Qué gastos pueden recortar los más pobres?

Los investigadores encontraron que estas personas, cuando se decidían a ahorrar, lo hacían disminuyendo sus gastos en té, tabaco, alcohol, “snacks” y celebraciones.

Creo que las anteriores investigaciones son una respuesta a la pregunta del principio de este artículo: si una persona que gana US$0.99 al día de forma irregular puede ahorrar, con mayor razón debe poder hacerlo una persona que dispone de un ingreso fijo y un sistema estructurado (cesantía, fondo de pensión y otros beneficios). Pienso que es cuestión de vivir el presente de acuerdo con sus posibilidades y de mirar el futuro con optimismo y esperanza de una vida mejor. Probablemente el factor que hace falta para las personas de salario mínimo es la ayuda para administrar eficientemente sus ingresos a través de programas idóneos de educación sobre economía y finanzas personales.


@RigobertoPMA
pma@pmacolombia.com
www.pmacolombia.com 

viernes, 1 de junio de 2012

Finanzas personales en la pareja


PEDRO, MARÍA Y SUS FINANZAS PERSONALES


Conocí a Pedro y a María durante uno de mis seminarios sobre finanzas personales. Era una pareja encantadora: inteligentes, amables, educados, y los mejores alumnos del curso. En las clases se veía que querían asimilar cada palabra, cada idea, y luego, durante los intermedios, se acercaban a conversar conmigo, tratando de profundizar en cada nuevo concepto, cada nueva técnica aprendida. Es difícil encontrar una pareja tan compenetrada y ansiosa de aprender sobre el tema de las finanzas personales…

Ellos mismos se encargaron de aclararme su ansiedad.

Es crucial que la pareja siempre hable sobre las finanzas familiares.


Al final del primer día se quedaron para hablar conmigo y me lo contaron: Pedro estaba recuperándose de un terrible accidente automovilístico que lo había dejado fuera del juego por algún tiempo. Durante varios meses había estado postrado en una cama, inconsciente, con pronóstico reservado. Gracias a sus oraciones -contaba María- El Creador se había compadecido de ella y le había devuelto a su esposo “sano y salvo”. Pero también les había dejado una dura pero valiosa experiencia en cuanto a sus finanzas personales. Cuando sufrieron el accidente, María se encontró sorpresivamente sin plata y sin saber de dónde sacarla.

Desde el principio de su matrimonio Pedro se había encargado de manejar los asuntos financieros y en su casa nunca había faltado nada. María siempre disponía de suficiente dinero para el mercado, los gastos del hogar y sus gastos personales. De los compromisos más grandes: la hipoteca, el crédito del vehículo, los colegios de los niños y todas las demás cuentas similares, se encargaba Pedro. Siempre se pagaban a tiempo y María ni se enteraba; y cuando se iba terminando el dinero del cajón de la mesa de noche de María, en donde Pedro lo colocaba todas las semanas para los gastos del hogar, él simplemente lo completaba, sin preguntas, sin reproches, sin reclamos, todo dentro de la mayor armonía y comprensión.

La plata aparecía como por arte de magia; yo no tenía que preocuparme de nada -comentaba María-. En su casa no se hablaba de dinero. No había necesidad, todo estaba bajo control… Todo, menos los imprevistos como el que les ocurrió. A los pocos días del accidente, el dinero del cajón de la mesa de noche se agotó y dejó de aparecer como por arte de magia. De pronto María se encontró sin recursos para cubrir los gastos básicos del hogar, tuvo que acudir a su familia para hacer el mercado y las cuentas fueron acumulándose. Ella no sabía cómo pagarlas, ni disponía del dinero para hacerlo. 

Acompañada por su padre acudió al banco en donde ella sabía que Pedro tenía la cuenta, pero el gerente del mismo, a pesar de comprender y lamentar su situación, se disculpó por no poder hacer nada al respecto… -Fueron días duros - comentaba María -. Afortunadamente mis padres me apoyaron y con su ayuda pude obtener un préstamo del banco para cubrir los gastos prioritarios. Sin embargo, las cuotas de la hipoteca se habían acumulado, los colegios de los hijos estaban retrasados, les cortaron los servicios, pasaron varios días sin teléfono. María tuvo que rogarle al empleado del servicio eléctrico para que no le cortara la luz…

-Fueron días duros- repitió María-. Y lo más triste es que yo sabía que teníamos dinero, pero no tenía ni idea de cómo acceder al mismo. Afortunadamente  Dios se acordó de mi familia y permitió que Pedro se recuperase. Pero aprendimos la lección y por eso estamos en este curso de finanzas personales. Estoy decidida a aprender a manejar las finanzas de la familia...

TU PAREJA... TU PRINCIPAL SOCIO COMERCIAL


Ahora reflexionemos sobre lo siguiente: ¿Es razonable asociarse comercialmente con una persona que no está dispuesta a compartir información sobre la situación financiera de la sociedad? ¿O qué tal un socio que no quiera  saber de las cuentas, ni intervenir en ningún aspecto financiero de la empresa? Si bien parece absurdo que alguien estuviese dispuesto a hacerlo, eso es lo normal, lo comúnmente aceptado, cuando se  trata de la empresa más importante de la sociedad: la familia.

Es importante que la pareja hable sobre dinero, que los dos entiendan sobre la administración del mismo, que planifiquen sus objetivos financieros en conjunto y que se mantengan permanentemente informados de los movimientos monetarios de su compañera o compañero de lecho. Por supuesto, el amor es lo primordial; sin éste no hay forma de establecer una sociedad de pareja exitosa;  pero, si bien la plata no es el tema central de la empresa familia, como sí lo es de la empresa comercial, nunca debe dejarse de lado; es fundamental conversarlo desde el mismo momento en el que está gestándose el proyecto de compartir la vida con la otra persona. Y, por supuesto, es primordial que los dos mejoren sus conocimientos sobre finanzas personales. Una educación financiera sólida les garantizará el éxito económico.