miércoles, 27 de julio de 2016

La educación financiera en América Latina



La educación financiera es considerada una temática fundamental por los organismos de integración internacional pertenecientes a la América Latina, por tanto la misma se considera una estrategia pertinente y adecuada para observar la evolución de los mercados a nivel continental y para combatir los efectos que pudieran ejercer las crisis internacionales en las economías propias de cada nación.
En este sentido son diversos los programas y planes que se han desarrollado para promover la educación financiera, y de esta manera ayudar tanto a los sujetos que manejan los instrumentos financieros como a las entidades que los ofrecen. Ahora bien, ¿ha sido el esfuerzo suficiente?, ¿cuáles son los frutos obtenidos?
En la actualidad, los esfuerzos por incrementar el acceso a servicios financieros se han multiplicado a nivel mundial; sin embargo, en América Latina y el Caribe, 227 millones de adultos no tienen acceso a servicios financieros formales. ¿Cómo se lucha para lograr la inclusión financiera? Hay que tomar en cuenta que aún hoy en día existen muchas zonas rurales dentro de América Latina, en las cuales simplemente no se tiene acceso al sector financiero, ya sea por negligencia de los ciudadanos o por falta de concienciación de parte de las políticas públicas. A pesar de los avances de los últimos años, algunos los gobiernos de América Latina deben fortalecer las políticas públicas orientadas a elevar la inclusión financiera, lo cual requiere de esfuerzos en los ámbitos de la oferta y la demanda de servicios, así como del marco institucional, así que por tanto no se perfila como algo fácil.
En los últimos diez años, América Latina logró sacar de la pobreza a más de 70 millones de personas. Educación, infraestructura, seguridad y servicios de atención a la salud de mejor calidad son ahora el núcleo de las demandas de la creciente clase media de la región. Sin embargo, de acuerdo con estudios, aún hay más de 130 millones de ciudadanos que aún viven en la pobreza crónica. La verdadera pregunta es… ¿cómo empoderar a estas personas para el uso de herramientas financieras, si la mayoría de ellas está ocupada tratando de sobrevivir a su situación de pobreza?
Ahora bien, la educación financiera juega un papel importante dentro de la ciudadanía activa. Permite formar ciudadanos comprometidos en la toma de decisiones responsables. De esta manera ofrece beneficios tanto particulares como para el desarrollo de la nación en cuestión, por tanto no solamente los gobiernos deben actuar, sino también el sector privado tiene que aportar estrategias de acercamiento entre estos ciudadanos y los instrumentos financieros, para que así la balanza del equilibrio monetario pueda inclinarse a su favor. 
Asimismo, la educación financiera contribuye a que las familias puedan ajustar sus decisiones de ahorro e inversión a su perfil de riesgo y a sus necesidades, lo que favorece la confianza y la estabilidad del sistema financiero. Una familia que tiene un plan financiero personal desarrollado no es una familia que se quebrará fácilmente cuando la crisis aparezca súbitamente, sino que por el contrario tendrá bases bastante sólidas para responder positivamente a la misma.
La declaración mundial de la Educación Financiera como un hecho económico imprescindible es innegable, si nos amparamos en las declaraciones de las diversas instituciones a nivel mundial como las organizaciones internacionales, las instituciones multilaterales y los foros internacionales como el de la OCDE (Organización para la Cooperación del Desarrollo Económico), el Banco Mundial, el G-20, el APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico) y la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático).
Sin embargo, es necesario comprender que el desarrollo de la educación financiera va incuestionablemente de la mano con el avance tecnológico. Es a través del avance y la inclusión de la nuevas tecnologías que las instituciones bancarias, de la mano con las instituciones gubernamentales, deben empoderar a los ciudadanos latinoamericanos, para así tener nuevas generaciones de ciudadanos con mayor ingreso y ahorro, y mejor preparados, lo que redundará en una oportunidad para resolver otros problemas estructurales de los países latinoamericanos.

El doctor Luis Alberto Moreno, presidente del BID, dijo: “La respuesta hoy, más que antes, está en las fuentes de crecimiento de orden interno”. “Allí tenemos un inmenso desafío: aumentar la productividad y generar conocimiento. Este es el factor que explica nuestro atraso relativo frente a otras partes del mundo”.

/María Hernández 


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