Debo
confesar que soy un adicto a Wall Street. Desde los tiempos en los que las
transacciones se hacían colocando órdenes por teléfono, allá por los años 90,
siempre he sido un participante activo en el mercado: Disfruté de la
exuberancia de la bolsa durante la década de los noventa. Me escapé del
desplome causado por la crisis de las compañías ‘punto com’, a principios de
siglo, gracias a las oportunas declaraciones de Alan Greenspan. Sufrí la caída
del mercado como consecuencia del acto
terrorista de las torres gemelas. Disfruté del auge que siguió
ocasionado por la exuberancia inmobiliaria. Me escapé nuevamente de la crisis
de 2008, gracias a que estaba cantada y a que importantes economistas a quienes
hoy en día sigo en Twitter la anunciaban sin reparos (Rubini, Wiedemer,
Stansberry y muchos otros). He saboreado la recuperación del mercado, a partir
de marzo de 2009… La he degustado con placer hasta el momento en el que, por
obra y gracia de los economistas que sigo, advertí que lo que está ocurriendo
en la economía global es una gigantesca burbuja que en algún momento va a
explotar y que puede afectar a todo el mundo. Es por ello que quiero alertar a
mis lectores, particularmente a aquellos que mantienen inversiones en los
mercados financieros.
Vemos
algunos hechos:
·
Los Estados Unidos no han resuelto sus
problemas del abismo fiscal. Lo que hicieron en enero apenas fueron unos
pañitos de agua tibia. En los próximos meses tendrán que abocarse a resolver
tres problemas de grandes magnitudes: a) el techo de la deuda pública, b) el
recorte automático de gastos que debía iniciarse en enero de 2013, y 3) la
aprobación del presupuesto definitivo. Por supuesto, no podrán resolverlos
todos y tendrán que posponerlos, lo cual empeorará el panorama económico
global.
·
La recesión de la eurozona no cede sino
que, por el contrario, empeora. Se profundizó en el último trimestre de 2012. Incluso
Alemania mostró resultado negativo.
·
La economía japonesa se contrajo por tercer
trimestre consecutivo y China sigue mostrando desaceleración y cifras poco
confiables.
·
Por último, la OECD (Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico) reportó un decrecimiento del 0.2%
durante el último trimestre. Este dato es muy significativo, puesto que esta
organización incluye a las economías más poderosas del mundo.
·
A nivel local, la situación no es nada diferente. El
sector industrial no creció en 2012 y muestra debilidad en los meses iniciales
de 2013. Lo cual está obligando al Banco de la República a seguir con su
estrategia de bajar las tasas de interés en un intento de estimular el consumo
interno y de ayudar al sector a ser más competitivo.
Y mientras
lo anterior ocurre en la economía real, la economía virtual (mercados de
valores) continúa su indetenible crecimiento impulsada por los genios de MIT (presidentes de los
bancos centrales de las grandes economías), que emiten dinero inorgánico
(respaldado con aire) a manos llenas.
¿Tendrá resultado positivo el
ensayo que están haciendo los directores de los bancos centrales, y los
mercados seguirán creciendo indefinidamente con base en permanentes emisiones
de papel moneda? Muchos y reputados expertos piensan que no y que, tarde o
temprano, la burbuja explotará. Yo estoy con estos últimos y mantendré esta
posición hasta que la burbuja explote o
hasta que me convenza de que lo que está ocurriendo es sostenible.
Mi
sugerencia para mis amigos lectores es que se mantengan atentos a las
tendencias de la economía y que tomen previsiones, que se preparen para el caso
de que el desenlace de la economía global se presente negativo.
Para
los que no estén convencidos de que es necesario prepararse, les sugiero analizar
la situación de la manera que lo propongo en mi libro “Prepárese que viene el
lobo”.
¿Prepararse o no prepararse?…
¡Esa es la cuestión!
El
análisis propuesto consiste en una matriz de cuatro cuadrantes, que reproduzco
a continuación y que trata de dar respuesta a los siguientes interrogantes:
1) Cuál será la consecuencia de
que la crisis SI ocurre y usted SÍ estaba preparado.
2) Cuál será la consecuencia de
que la crisis SI ocurre y usted NO estaba preparado.
3) La crisis NO ocurre y usted SÍ
estaba preparado.
4) La crisis NO ocurre y usted NO
estaba preparado.
-¿Cómo
prepararse?
La
mejor forma de hacerlo es educándose financieramente, con lo cual podrá tomar
mejores decisiones para lo que pueda ocurrir. La ventaja de ello es que también
lo ayudará a mejorar su vida financiera en el caso de que la anunciada crisis
nunca ocurra. De todas maneras la educación financiera le permitirá mejorar su
vida económica.