Hay dos materias que nadie nos enseña formalmente: cómo ser padres y cómo administrar el dinero. Algunos, muy pocos, lo aprenden en el hogar; otros, logran asimilarlo a través de la experiencia y con ello levantan familias prósperas; pero los demás, las grandes mayorías, jamás logran captarlos y transcurren por la vida padeciendo dificultades económicas.
La educación de un niño comienza por los padres. Éstos, tendrán que convencerse de que la educación financiera es prioritaria y entonces inculcar al niño paradigmas positivos hacia el dinero.
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