martes, 15 de mayo de 2012

Pobres por nacimiento o pobres por decisión


La importancia de la educación en finanzas personales


Desde el punto de vista de su origen, existen dos tipos de pobres: los que lo son de nacimiento y aquellos que lo son por decisión personal. 



Circunstancias desconocidas hacen que unas personas nazcan en cunas de oro y otras en catres de rastrojo. Las últimas no son culpables de su pobreza: han aparecido y se han desarrollado en hogares o no-hogares en los que el ambiente que los rodea los aprisiona y les dificulta salir de la miseria. Se requieren esfuerzos casi sobrehumanos para escapar de la misma. Solamente unos pocos logran la hazaña de superar  ese estado, generalmente espoleados  por padres inteligentes que comprenden que sus hijos también tienen derecho a disfrutar de las cosas buenas de la vida… y a costa de grandes sacrificios consiguen que se eduquen y  aprendan un oficio o una profesión que les permita sobreponerse a su estado original… 

Pero las primeras…, aquellas personas que favorecidas por las circunstancias del azar nacen en hogares de familias acomodadas, en ambientes en los que la educación superior es parte de la cultura familiar, que se forman en oficios o profesiones que les generan ingresos aceptables que les permitirían vivir cómodamente..., ellas no tienen justificación para ser pobres. Si lo son es por decisión personal, por dejadez, por negligencia, por no querer tomarse el trabajo de aprender a administrar sus recursos financieros. Son personas que eligen  gastarse todo lo que ganan, o más de lo que ganan. Convencidas de que su problema se debe al volumen sus ingresos, intentan solucionar esa situación involucrándose en peligrosos proyectos, pirámides y otras aventuras financieras, sin medir el riesgo; o soñando con ganarse la lotería, o con la esperanza de que el próximo negocio… ese sí va a ser el que los saque de su situación actual y de noche a la mañana va a convertirlos en los nuevos Carlos Slims o Donald Trumps… 

Algunos, la minoría, con el tiempo, son lo suficientemente inteligentes como para aprender de sus propias experiencias (costosas experiencias), ser autodidactas y desarrollar disciplina financiera que poco a poco les permite empezar a generar riqueza; pero otros, la mayoría, jamás desarrolla esa cultura y transitan por los pasillos de la vida quejándose de su mala suerte, sin llegar a comprender que la causa raíz de sus problemas económicos no se encuentra en el monto de sus ingresos sino en su falta de educación financiera.

¿Para qué sirve la educación en finanzas personales? 


A.   Nos capacita para administrar eficientemente el dinero, haciendo que éste alcance para los gastos comunes y que quede un remanente para ahorrar.

B. Nos permite “ver” oportunidades de inversión que generalmente pasan desapercibidas para un ojo no entrenado financieramente. En los mercados, muchas veces se presentan situaciones que son verdaderas gangas…, para quienes logran reconocerlas y ejecutarlas.
  
C. Nos protege contra malas inversiones: El mundo está plagado de tiburones financieros que prometen ayudarnos a ganar dinero fácilmente, pero que al final resultan siendo pirámides u otro tipo de trampas financieras.

D. Nos ayuda a mejorar nuestra capacidad para anticipar y sopesar los riesgos y amenazas que puedan afectar a nuestra salud, nuestra vida o nuestros bienes, y nos muestra alternativas para evitarlos o enfrentarlos de manera tal que causen el menor daño posible.

E.   Nos ayuda a mejorar nuestra habilidad para negociar: El conocimiento de conceptos básicos, tales como interés compuesto, porcentajes, amortización, etc. son fundamentales para negociar la adquisición o venta de bienes. La educación financiera nos enseña cómo, con el uso de simuladores financieros, estos conceptos son muy fáciles de aprender y aplicar.

F.     Nos ayuda a optimizar el pago de impuestos.

G.   Y lo más importante de todo: nos genera tranquilidad de espíritu. El hecho de saber que nuestra situación económica está bajo control contribuye enormemente a llevar una vida placentera, disfrutando de las cosas buenas que la misma nos ofrece y durmiendo profundamente todas las noches, sin premuras económicas, sin deudas fuera de control, en fin, sin angustias relacionadas con dinero… 

La diferencia entre una persona educada financieramente y otra que no lo está, se puede medir en miles de millones de pesos, el problema está en que, en la mayoría de los casos, esa diferencia sólo se hace notoria cuando ya es demasiado tarde para remediarla. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario