El paradigma de la recompensa futura
Él sabe lo que quiere ¡y lo quiere ya!
Los años tempranos de la primera etapa son un período de
dependencia absoluta, durante la cual la participación del niño en los asuntos
económicos de la familia se limita al área de los egresos inconscientes. Él
sabe lo que quiere ¡y lo quiere ya!, sin importar si sus padres tienen o
no los recursos para proveérselo. Algunos progenitores posiblemente no saben
que, independientemente de sus recursos, deben enseñarle la virtud de la
recompensa futura. Otros sí lo saben, pero -para evitarse berrinches- eligen no
darle esa lección.
Daniel Goleman, en su libro “La Inteligencia Emocional ”,
nos cuenta sobre un experimento muy interesante realizado por el psicólogo
Walter Michel en un jardín de infantes de la Universidad de
Stanford.
Una persona propone a un niño obsequiarle dos malvaviscos, pero
debe esperar que termine la tarea que está realizando. Veamos el relato
original:
La prueba del malvavisco "The Marshmallow Test":
“Imagínese
que tiene cuatro años y alguien le hace la siguiente proposición: si espera a
que esa persona termine la tarea que está haciendo, podrá recibir dos malvaviscos de obsequio. Si no puede esperar sólo recibirá uno, pero podrá recibirlo de
inmediato. Éste es un desafío que, sin duda, pone a prueba el alma de cualquier
criatura de cuatro años, un microcosmos de la eterna batalla que existe entre
el impulso y la restricción, el yo y el ego, el deseo y el autocontrol, la
gratificación y la postergación. La elección que hace el niño constituye una
prueba reveladora; ofrece una rápida interpretación no sólo del carácter, sino
también de la trayectoria que probablemente seguirá a lo largo de la vida”.
“El estudio siguió la trayectoria de los niños hasta que
terminaron la escuela secundaria… La diferencia emocional y social entre los
niños que se apoderaron del malvavisco y sus compañeros que demoraron la
gratificación, fue notable. Los que habían resistido la tentación a los cuatro
años, como adolescentes eran más competentes en el plano social: personalmente
eficaces, seguros de sí mismos, y más capaces de enfrentarse a las
frustraciones de la vida… Aceptaban desafíos y procuraban resolverlos en lugar
de renunciar… Confiaban en sí mismos y eran confiables; tomaban iniciativas y
se comprometían en proyectos. Y más de una década después aún eran capaces de
postergar la gratificación para lograr sus objetivos”.
Si bien este estudio representó una dura batalla ellos... no podemos resistirnos su encanto al enfrentarla. Mírenlo por ustedes mismos... a ver qué opinan...
“La capacidad de retrasar el impulso es la base de una serie de
esfuerzos, desde comenzar una dieta hasta obtener el título de médico”.
Los padres deben conocer la importancia de la ¨recompensa
futura¨ y tratar de inculcarla en los hijos. La paciencia y la persistencia les
serán muy útiles en la vida. Saber sembrar, cultivar y cuidar del fruto, para
consumirlo cuando esté maduro, es una cualidad inapreciable que les ayudará en
su ruta hacia el éxito.
¿Cómo piensan que la aplicación de este paradigma los ayudará en su éxito financiero futuro?
¿Y nosotros? como adultos... ¿sabemos aplicar bien la postergación de la gratificación? o caemos en la tentación de comprar ese par de zapatos o el último Ipad así nos haga endeudarnos.
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