¿Qué planificación de seguros se
requiere durante la segunda etapa?
En algún momento, durante la
preparación de tu plan financiero personal, te encontrarás con el manejo del
riesgo. Es importante, por lo tanto, que te familiarices con los conceptos
básicos sobre él. El objetivo fundamental de la planificación de seguros consiste
en evaluar las contingencias a las cuales estás expuesto, personales o sobre
tus bienes, y con base en los resultados tomar la decisión que mejor convenga a
tus intereses.
¿Cuáles son los riesgos potencialmente
más devastadores en una familia?
Desde el punto de vista económico, el
más crítico es el de la Pérdida de salud del principal proveedor de
ingresos, y en menor grado de otros miembros de la familia. Bien sea por
enfermedad o por accidente, siempre
existe la posibilidad de requerir costosos servicios médicos u hospitalarios
que, probablemente, no podrán ser afrontados con recursos propios. Menos aún si
queda una secuela de invalidez.
La muerte prematura. Si bien el
efecto emocional de este tipo de pérdida es devastador para los allegados, si a
esto se le agrega la desgracia de quedar en una situación económica precaria,
el dolor se multiplica.
La pérdida de alguna propiedad como
la casa, el vehículo, las joyas, el dinero, el negocio, etc. Son muchas cosas para
proteger y los seguros son costosos. Probablemente no podrás asegurarlas todas.
En tu proceso de planificación tendrás que analizar tus riesgos y fijar prioridades.
¿Cuáles son las alternativas de que se
dispone para afrontar los riesgos?
Existen básicamente cuatro
alternativas:
Evitarlo. La forma más efectiva de manejar el
riesgo es evitándolo, es decir eludiendo los actos que pueden exponernos al
mismo. Podemos, por ejemplo, escaparnos de que nos roben el vehículo no teniendo
vehículo, o evitar morir en un accidente aéreo no subiéndonos a un avión. Por supuesto
esta estrategia no es aplicable sino en muy pocos casos.
Prevenirlo y/o controlarlo. La segunda alternativa consiste en
reducir los efectos del riesgo, anticipando las posibles causas de pérdidas.
Por ejemplo, si te haces chequeos médicos regularmente, estás previniendo un
ataque inesperado al corazón; o cuando usas el cinturón de seguridad o tienes “airbag”
en el vehículo, estás reduciendo la probabilidad de sufrir efectos graves en
caso de un accidente.
Asumirlo. La tercera opción es la de asumirlo
directamente. Si algo ocurre, tú y tu familia correrán con todas las consecuencias.
En teoría, para tomar esta clase de decisión debería crearse una especie de
autoseguro, consistente en un fondo permanente, dedicado exclusivamente a este
fin. De manera tal que si la pérdida ocurre, se esté preparado para afrontarla.
Transferirlo o compartirlo. La cuarta alternativa es la de transferir
la contingencia a una aseguradora, adquiriendo una póliza. Por supuesto ésta es
la alternativa más recomendable. Si dispones de los recursos necesarios para
asegurarte, no vale la pena asumir ningún riesgo mayor, de aquéllos que pueden
llevar a tu familia de la prosperidad a la indigencia, de un día para otro.
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